Thursday, August 28, 2008

Desde la isla

Don Domingo Faustino hablaba de la pampa como lo hacía porque no conocía esto, créanme. La nada de la pampa sería como ny, me parece.
La cuestión de la inmensidad es más aguda sin el ombú, por ponerme patriótica.
Escribo esto desde un monitor que reza "internet rural". Y a mucha honra.
Paso muchas horas sola. Las horas de soledad en un lugar con este viento y este paisaje tienen otra materialidad.
Pienso cosas que no pensaba. Pienso en puentes. Soy tan elemental como siempre. Como la chica de La vida es bella, que se satisface con un helado de chocolate. Pienso en eso y me siento así. Creo que siempre me sentí así.
Por otro lado, cada vez tengo menos tolerancia hacia la idiotez. Me da como una especie de ganas de romper todo increíble. Pero también me pasa que cuando ese tipo de señales me llegan (porque que me llegan, me llegan), tengo un nuevo procedimiento. Las ficcionalizo al instante. Creo que mucha gente que era gente, gente real, ya no lo es. La gente que hace cosas que podrían afectarme, idioteces que podrían hacerme mucho daño (lo sé porque alguna vez fue así), ya está en otro plano. No se trata de un plano mejor, ni peor, ni menos trascendente, ni nada. Se trata de otro plano. Algunas cosas y yo, en uno. Otras, en otro. Creo que no puedo elegir, tampoco. Hay cosas que pasan en otro plano de la realidad.
Me llaman y me dicen que pasan una serie de barbaridades, de cosas que podrían afectarme sobremanera y no me pasa mucho nada. Las contemplo, sé que pasan. ¿Y? Nada. Absolutamente nada. No las repito, no las comento. A veces, depende de qué cosas, las recuerdo fragmentaria o anónimamente. Alguien, algo. No sé muy bien.
Mientras tanto, seguimos haciendo cosas en el otro plano. En el plano en el que algunas cosas llegan y transforman. Me parece que vivo en la ficción para mucha otra gente.
Recibí un poema hermoso para mi cumpleaños. Creo que para la persona que lo escribió vivo en la ficción ya. Creo que ahí le hago menos daño. Creo que de eso se trata.
No lo sé, la verdad. Pienso un poco enquilombadamente en este lugar. Tengo ganas de estar acá. Ganas de no volver. Y muchas de volver. Tengo muchas cosas que hacer cuando llegue. Cosas que tengo ganas de hacer (rina: tengo que contarte de mi indagación internetística, by the way -suspendida de momento: acá es velocidad de carreta). Han cambiado algunas cosas y todas son buenas y mejores. Mientras tanto, voy a la playa y me pasan el tiempo las olas la arena.
Tengo muchas ganas de leer a V. Woolf. Acá no hay librerías ni bibliotecas. Háganlo por mí.
Besos mil.