Monday, November 12, 2007

En general y en particular

Esto es para vos, alejín, que tenés un corazón más grande de lo que te cabe en ese cuerpazo, bombón (¡que no es poco!).
Yo estoy de acuerdo con vos, en que éramos un grupo y en que éramos un grupo maravilloso. Ma ra vi sho so. Que algunas relaciones eran más estrechas que otras, también es cierto. Pero no creo que un grupo sea exclusivamente la red que existe entre personas afectivamente equidistantes ni nada por el estilo... las distancias incluso cambiaron mientras éramos ese grupo y se movía como algo vivo, porque realmente lo estaba.
Ahora pienso que la distancia y el tiempo, además de ser muchas veces crueles y dañinos, también pueden ser altamente productivos (¿en un sentido lingüístico?). Los cambios que existían antes también existen ahora. Con esto quiero decir, que también pueden pasar cosas nuevas. No algo tipo "adaptarse a los cambios" de quién se ha llevado mi queso ni nada por el estilo. Sino, más bien, prestar mucha atención, porque cuanto más malas parecen las cosas, más buenas son las pocas que pasan en el medio. Es decir, estamos tan lejos tanto tiempo, que un poquito de días (o 28 horas, por decir algo) pueden ser mucho más efectivas, afectivas y contundentes que muchas tardes con o contra el facundo. No sé si me explico muy bien. Pero pienso en la alegría inmensa que será para vos tener a duli cerca, por ejemplo, y la alegría que me da de pensarlas cerca, una a mano de la otra y viceversa, me hace creer en la amistad de la que muchas veces dudé.
Y creo también en esa amistad por muchas cosas más en las que pienso cuando vuelvo sobre momentos de el mismo entonces del que hablás vos.
Me une a vos un amor que no encuentra mucho las palabras pero siento que algo de lo que intento escribir te llega... y llega a quienes en algún lugar sienten algo parecido.

Las quiero,
Lu

1 comment:

alejin said...

Estoy tan de acuerdo, lulín, que podria copiar y pegar tus propias palabras. Verte por un par de días me lleno el corazon de alegría, porque me reencontre con vos y con otra vos. Creo que no temo perder tu cariño, pero me deja un gusto agridulce pensar que no estoy en tantos momentos, que no podemos compartir unos mates para que me cuentes qué pasó con el regreso que tenías el fin de semana siguiente al que me fui, y muchos otros regresos e idas. Y extraño los abrazos y el silencio, la sensación de que ya nos hemos puesto al día y todavía tenemos cosas para compartir, como la presencia silenciosa de la otra.

En parte, poder hablar con vos esos ratos recargó mi Lula interna, a la cual le conté que leí las últimas páginas de un libro de cuentos de Lispector caminando porque no podía esperar a llegar a casa para terminarlo, mientras me repetía "me muero, me muero" de tan bonito y simple y profundo. Y que The History of Love también nos llevó a interminables conversaciones y desacuerdos y referencias a veces traídas de los pelos. Así como cuando leo lo que me recomienda Marian o sus artículos y tomo notas para preguntarle, dudas que quedan desperdigadas en aeropuertos y paquetes de cigarrillos.

Tal vez no esté tan mal vivir un poco del recuerdo. Nuestro grupo era maravishoso, y así queda en la memoria. Y ahora tengo un poquito de cada una con el que conversar los domingos.